Las flores y hojas frescas de la planta de malva se han utilizado desde la antigüedad por sus propiedades cosméticas y terapéuticas. Posee un alto contenido de vitaminas A, B y C, y se caracteriza por sus propiedades desinflamatorias, suavizantes y curativas. Contiene un alto porcentaje de mucílago, adherente vegetal que produce una capa protectora y absorbente de secreciones grasas.